Editorial
Aroa Ruiz Ruiz
Este martes tres de diciembre, la Asamblea General Extraordinaria dio un golpe de fría realidad al Conquense después de extraer de las profundidades de sus fondos la deuda a la que se enfrentan. Pero la balompédica no se rinde, y quiso dejar claro que no iba a decaer su positivismo frente al gran muro económico que se les viene encima.
En esta auditoría, Ángel Mayordomo, portavoz de la Comisión Gestora, puso sobre la mesa con sumo detalle la situación económica de la presente entidad deportiva. Cada punto que se iba desglosando, situaba al Conquense entre la espada y la pared, ¿falta de transparencia?, ¿facturas que no cuadran?, ¿información facilitada a micro plazos? Puede que el club se mantenga positivo y fiel hasta el final de la tormenta, pero su imágen posiblemente acabe hecha añicos y se necesiten de varios años para recomponer todos y cada uno de los pedazos, si es que muchos de ellos no acaban reducidos a cenizas.
Conforme avanzó la auditoría, se destacaron los resultados económicos de las campañas realizadas entre el 2017 y 2019, los cuales fueron desastrosos, dejando un agujero en torno a los 513.000 euros en negativo más otro de 299.000 euros.
Ante situaciones desesperadas, medidas desesperadas. El club se encuentra al borde del coma con un pie en el otro lado, a punto de reducirse a la nada, y por ello, el portavoz de la Comisión ofreció aprobar a sus socios tres acuerdos: incorporar el informe de auditoría al acta de la asamblea, trabajar el balance de la partida a 1 de julio de 2019, y negociar las deudas con los acreedores además de renegociar el pago con todos ellos.
A pesar de que los socios dieron el visto bueno, la retahíla de fracasos económicos no había finalizado, todavía quedaban cifras para lanzar al aire y recogerlas con angustia. Actualmente, de los casi 850.000 euros pendientes, las partidas más notables eran los 335.000 euros del Ayuntamiento por el impago de campos en legislaturas anteriores, otros 320.000 euros de deuda por pertenecer al Grupo Herce, y el resto de pagos pendientes a Hacienda, versando unos 57.200 euros, más otros 44.400 euros, también de deuda, a la Seguridad Social, entre otros pagos, para los cuales necesitaría incluso una página más.
La sesión, cerró con temas menos candentes, desde la intención de la ampliación de la acción social del club hasta la elaboración de unas pautas para mejorar el estado del césped del campo.
Detrás de cada persona, detrás de cada entidad, siempre hay una historia, una tesitura, un trapo sucio, y el Conquense es un claro ejemplo de esta máxima de vida. Los números rojos no sólo acechan escondidos en las esquinas de las grandes figuras del fútbol español, sino también en los modestos equipos de cada ciudad, aquellos que nos otorgan la hora de partido cada fin de semana. El Conquense se debate ahora mismo entre la vida y la muerte, entre la continuidad de su existencia y su desaparición. Su bolsillo está roto, igual que su reputación, pero quién sabe, tal vez el positivismo y las ganas de remar los saquen del atolladero. Siempre les quedará la lucha ante la incertidumbre.
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